.... després d'haver-ne fet 3, tot i que la dotació € era irrisòria, uns 100 € i cobrats al tornar i presentar tots els papers i acabar tota la burocràcia, penso que és una vergonya que la aquesta mínima dotació que les espanyes han eliminat l'únic que farà és encarrerir encara més el desenvolupament peninsular.
Penso que les €rasmus haurien de ser obligatòries i des de petit(e)s hauríem de començar a estalviar perquè ja sabriem que un any de la nostra vida universitària el passariem fora.
És l'any en que aprens a viure sol/a, que descobreixen que les calçes no caminenen a la rentadora, que la nevera no s'autoregenera, que trobes a faltar a els llençols planxats els divendres i l'any en que si no aprens anglès o alemany no acabes la carrera (si, jo vaig estudiar -algún orgasmus va caure, xo jo vaig anar a aprendre i entre setmana estudiava per treure nota i el finde ja feia festa-).
Jo tb vaig ser de les estranyes que vaig treballar algunes hores, i com que no volia tornar, també m'hi vaig quedar als estius. De fet, no se perquè vaig tornar a Catalunya.... bé, perquè havia d'acabar les carreres, però la veritat, no tinc gaire clar perquè vaig tornar....
5.11.13
25.9.13
9/25/2013 04:24:00 p. m.
....'Las humanidades son necesarias para mantener viva la democracia'....
Author:
oculta
ENTREVISTA A MARTHA C. NUSSBAUM
....Una de las pensadoras más relevantes del planeta, con la igualdad de género y la justicia social como brújulas que la orientan por sus océanos de intereses, Martha Craven Nussbaum (Nueva York, 1947), posee un currículum académico, una bibliografía y una suma de áreas de especialización que se antojan inasumibles para un solo mortal. Antaño profesora en la Universidad de Harvard, donde se graduó, y en la de Brown, hoy ocupa la cátedra de Derecho y Ética en la Universidad de Chicago. Encarna la filosofía entendida como una búsqueda del bien común y el prototipo de esa especie tan al límite de la extinción como es el intelectual comprometido. Gran conocedora de los clásicos grecolatinos, de los que reivindica su concepción de la ética, ha escrito y debatido sobre un sinfín de temas sociales, culturales, económicos, jurídicos, políticos y filosóficos, descollando sus teorías sobre las emociones, los derechos de la mujer, las humanidades y el desarrollo de los países menos favorecidos. Es célebre su “enfoque de las capacidades”, un modelo alternativo para medir la prosperidad de una nación según las facilidades con que cuentan sus ciudadanos para desplegar sus facultades creativas. Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2012, su último libro es La nueva intolerancia religiosa. Cómo superar la política del miedo en una época de inseguridad (Paidós), donde la dignidad humana vuelve a estar en el centro del discurso. Respondió por correo electrónico a las preguntas planteadas por Magazine.
¿Qué le permitió desarrollar tan ampliamente sus capacidades?
De niña conté con una óptima nutrición. Gocé de una familia cariñosa que jamás abusó de mí. Conté con una educación de primer nivel, gracias a profesores que estimularon mi amor por aprender y que me ayudaron a escribir a base del ejercicio constante de una crítica exigente. Mi padre no esperó de mí menos de lo que hubiera hecho de un hijo varón, sino que me marcó las máximas metas, inculcándome la idea de que trabajar duro para alcanzar tus objetivos es divertido. También he disfrutado de montones de amigos y de buena salud.
¿Hasta qué punto es cierta la leyenda de que escogió su carrera y sus áreas de especialización como una reacción a sus privilegios familiares?
Tuve la inmensa fortuna de disponer de privilegios, por los que estoy inmensamente agradecida; los que carecen de ellos ven disminuir en gran medida sus opciones de desarrollar plenamente su potencial creativo. De manera que, si fui capaz de advertir que no todo andaba bien en Estados Unidos y que había que denunciar sus injusticias, esto no significa que repudiara todas las cosas maravillosas que mis padres me ofrecieron por medio de su amor y su esfuerzo. Sólo deseé que se hicieran extensibles a todo el mundo.
Ser hija de su tiempo también debió de ayudar en el proceso de concienciación.
Formo parte de una generación que prestó atención a los problemas que la rodeaban, primero con los movimientos pro derechos civiles y luego con las manifestaciones contra la guerra, estando ambos a su vez relacionados con la preocupación por la pobreza y las desigualdades de clase. Asimismo, no me pasó por el alto el hecho de que mi padre fuera capaz de ascender desde su condición de individuo de la clase trabajadora con escasos recursos hasta socio de un destacado bufete de abogados, movilidad ascendente de la que muchos quedaban privados, especialmente los afroamericanos y las mujeres.
¿Cuáles son las lecciones más valiosas que se pueden aprender hoy de la filosofía grecolatina, que en España es estructuralmente ninguneada?
El pensamiento grecolatino reviste un interés filosófico para áreas de lo más diverso. Aristóteles, por ejemplo, ofrece a los especialistas en las sociedades modernas una serie de recursos muy ricos para reflexionar acerca de la vulnerabilidad y la prosperidad humanas, asuntos a los que los poetas trágicos prestaron mucha atención. Gracias a él aprendemos que los bienes humanos son plurales y no individuales, al tiempo que nos dota de argumentos para criticar el actual pensamiento utilitario. Algunos distinguidos textos clásicos plantean desafíos a nuestros modelos actuales de pensamiento y suelen ser mejores y más ricos que los últimos artículos periodísticos, que en su mayoría serán olvidados en menos de un año, por no hablar de en los próximos dos mil años.
¿Diría que la actual degradación de la política concede un nuevo empuje y dimensión a la filosofía? ¿Es más relevante que nunca?
Creo que la política debe continuar siendo nuestra primordial fuente de esperanza para garantizar el futuro de los derechos humanos básicos, por lo que confío en que el debate político mejorará. La política afronta fases en que está degradada y otras en que no lo está, de manera que no hay motivos para concluir que la situación es irreversible. ¡En la antigua Atenas era mucho, mucho peor! La filosofía puede enseñar a los jóvenes a argumentar con respeto, a analizar posiciones y asuntos, a escuchar con atención al otro. La filosofía también es capaz de proponer y defender conceptos normativos para que la política los implemente, este ha sido núcleo de mi trabajo en el campo de las “capacidades”. Pero yo sólo puedo proponer: la implementación debe ser realizada por los ciudadanos a través de sus gobiernos.
¿La actual crisis de fe también juega a favor de la revitalización de la filosofía?
No creo que las religiones estén en crisis. Al menos, en Estados Unidos gozan de una salud de hierro y prestan un apoyo a los afroamericanos, las mujeres, los gais y las lesbianas como jamás antes lo habían hecho. Mi propia religión, el judaísmo reformista, se encuentra más cerca de la idea de “religión racional” que propuso Immanuel Kant que ninguna otra antes y me hace sentir orgullosa de su aceptación del debate filosófico.
¿Cuáles diría que son los mayores obstáculos del presente al desarrollo de buenos ciudadanos?
La avaricia, el miedo y el narcisismo, ¡los mismos de siempre!
Los términos “ético” y “no ético” están hoy en día en boca de todos, pero ¿se manejan con propiedad los conceptos que hay detrás?
Probablemente, no. La mayoría de los conceptos filosóficos no se emplean con corrección en el habla cotidiana. En Estados Unidos se observa una tendencia de larga duración a emplear la palabra “moralidad” únicamente en relación con la conducta sexual, lo que es ciertamente un error.
¿Cómo puede la ética recuperar su sentido original y su crédito en sociedades donde, como ocurre en España, muchos representantes políticos son ejemplos de codicia y corrupción?
Su pregunta se responde a sí misma: usted entiende, como la mayoría de la gente, lo que son la codicia y la corrupción, y por qué deben ser denunciadas y eliminadas. Mientras la crítica a las malas prácticas se mantenga vigorosa, lo mismo harán el significado original y el crédito de la ética, Obviamente, albergar la idea acertada sobre cuáles deben ser los objetivos de una clase política decente no provoca que estos florezcan por arte de magia. Alcanzar ese punto requiere competencia política, y la ética por sí sola no la garantiza.
¿Significa esto que, en determinadas circunstancias, se necesita recurrir a cierta astucia política para lograr que avancen las buenas causas?
Cierto. Acabo de leer una notable biografía de Lyndon B. Johnson que muestra de forma palmaria que algunos de los mayores logros éticos de la política estadounidense, como las leyes pro derechos civiles que inauguraron el reino de la igualdad racial, fueron el resultado de una manipulación política que, en ocasiones, estuvo muy lejos de lo estrictamente ético. En muchos sentidos, Johnson fue un individuo repugnante y falto de ética, lo que no evitó que fuera capaz de sacar adelante avances valiosos y luchar por objetivos admirables con una efectividad inigualable. En consecuencia, no deberíamos ser santurrones e insistir únicamente en que las personas sean puras e inmaculadas a riesgo de no ver nunca materializadas aquellas aspiraciones con las que soñamos.
¿Confía en que la crisis económica global reforzará los argumentos de quienes, como usted, defienden fórmulas más humanitarias de medir el desarrollo de los países? Los argumentos han estado ahí, en toda su validez y su fuerza, durante mucho tiempo. La cuestión es pues si la crisis va a provocar que los políticos les presten más atención. De hecho, el “enfoque de las capacidades” ha estado haciendo progresos escalonados y ganando adeptos desde antes de la crisis. El informe sobre el bienestar que encargó Nicolas Sarkozy en Francia concluyó que las capacidades eran el mejor criterio para su medición. El Banco Mundial también lo emplea de forma creciente. Mucha gente no es consciente, pero esta institución ha sido de las más activas en la insurgencia contra los viejos modelos de desarrollo.
¿Cómo diría que la educación y el fomento de las humanidades han evolucionado en su país desde que en 1997 escribió El cultivo de la humanidad?
Mis oponentes conservadores de aquel entonces eran grandes defensores de las humanidades: simplemente no querían aceptar cambios en la forma en que eran enseñadas. Sobre todo, rechazaban la inclusión de estudios feministas y estudios afroamericanos y, en menor medida, el nuevo interés por los logros de las culturas no occidentales. Hoy el debate se ha desplazado: mis rivales son individuos que no se lo pensarían un segundo a la hora de barrer con todas las humanidades, al estar centrados en los beneficios nacionales a corto plazo. Los encuentro mucho más temibles al apuntar contra valores del todo necesarios para mantener la democracia con energía y con vida.
¿Ha cambiado el panorama para las mujeres en los campus universitarios de Estados Unidos desde su etapa como estudiante en los años setenta?
Lo ha hecho muy lentamente. Ahora hay muchas más mujeres entre el profesorado de todas las disciplinas, lo que significa que las jóvenes cuentan con modelos de referencia y personas a las que acudir en busca de consejo. Los permisos de paternidad y el cuidado de los niños son tratados con mayor sensibilidad en las universidades que en otros ambientes laborales como los despachos de abogados, por citar un ejemplo.
¿Existe un reverso oscuro?
Sólo ahora empezamos a descubrir que ha habido un grave y silenciado problema de agresiones sexuales en campus a lo largo y ancho del país. La salida a la luz de numerosos casos ha revelado que el asunto viene de lejos y que no se denunció para preservar la reputación de los centros. De modo que ahora sabemos que prácticamente el conjunto de los campus estadounidenses encierra el lugar de un crimen. Soy de la opinión de que las fraternidades y el hecho de que se empleen los campus como centros de entrenamiento para los equipos de baloncesto y de fútbol americano devienen incubadoras de violencia sexual. Si combinamos esto con el extendido tema de los abusos sexuales dentro del ejército, donde una vez más los superiores han optado por encubrir en vez de denunciar, encontramos que las mujeres estadounidenses se enfrentan a un generoso número de obstáculos.
¿Qué es lo primero que la mente de un intolerante religioso es incapaz de ver y cómo puede resetearse?
La mayoría de las personas intolerantes alberga un gran número de creencias falsas, por lo que deberían empezar por informarse acerca de la historia de las principales religiones y de la variedad de modos de vida que cada una acoge en su seno. Por descontado, también necesitan ser capaces de ver el mundo a través de los ojos de personas muy diferentes. Esto no significa estar de acuerdo con todos o pensar que tienen razón; sólo considerarlas en tanto que personas completas, poseedoras de los mismos derechos humanos básicos que uno mismo.
Usted, que ha investigado las emociones en profundidad, ¿cuáles diría que son aquellos errores más comunes al intentar descifrarlas y que, por tanto, causan más dolor? Las ideas equivocadas en torno a las emociones no necesariamente nos hacen daño, lo que suelen traer es confusión. La más repetida es que las emociones son sólo sentimientos desprovistos de contenido cognitivo, los cuales se limitan a arrasar con nosotros. De todos modos, creo que esta confusión causa más problemas en el ámbito jurídico que en nuestra vida diaria, donde no nos autoengañamos con tanta facilidad.
Con frecuencia ha participado en debates intelectuales que han sido muy controvertidos y que en ocasiones se han desencadenado a partir de implacables reseñas que ha firmado a propósito de libros de algunos de sus colegas. ¿Le gustan los combates de ideas o suele verse arrastrada al ring?
Lo cierto es que el grueso de mis críticas de libros son positivas, ya que mi objetivo principal es llamar la atención sobre buenos títulos que han pasado inadvertidos. Los de las feministas son de los que más han padecido este desinterés, por lo que me he volcado en ellos con especial fruición. Si los excepcionales casos en que he escrito críticas negativas han levantado controversia, no es porque yo la haya buscado, sino porque a la gente le chifla. El único motivo para reseñar malos trabajos es advertir al lector acerca de su perniciosa influencia, denunciando la falta de fundamento de sus argumentos. En otras palabras, mitigar su impacto en el debate de ideas, asumiendo así la responsabilidad que se le presupone a un intelectual público.
Hoy el nombre de Martha Nussbaum se asocia a las humanidades, a la lucha por las desigualdades, al feminismo, al rigor intelectual... pero también hay una Martha Nussbaum con una vena artística muy desarrollada.
Empecé a interpretar obras de teatro clásico en el instituto y luego en la universidad, y llegué a formar parte de una compañía profesional que representaba tragedias griegas. Cada vez que doy una conferencia echo mano de mis recursos escénicos, incluso llego a interpretar pasajes de obras relacionadas con el tema en liza. También soy una voluntariosa cantante amateur, practico una hora al día. Y, no por casualidad, las arias de ópera y los lieder que más disfruto interpretando están unidos por su fuerte componente dramático.
Aun a riesgo de sonar simplista e ingenuo, ¿por dónde habría que empezar para contribuir a la defensa de la dignidad y de la justicia?
Mirando en el interior de nuestros corazones....
....Una de las pensadoras más relevantes del planeta, con la igualdad de género y la justicia social como brújulas que la orientan por sus océanos de intereses, Martha Craven Nussbaum (Nueva York, 1947), posee un currículum académico, una bibliografía y una suma de áreas de especialización que se antojan inasumibles para un solo mortal. Antaño profesora en la Universidad de Harvard, donde se graduó, y en la de Brown, hoy ocupa la cátedra de Derecho y Ética en la Universidad de Chicago. Encarna la filosofía entendida como una búsqueda del bien común y el prototipo de esa especie tan al límite de la extinción como es el intelectual comprometido. Gran conocedora de los clásicos grecolatinos, de los que reivindica su concepción de la ética, ha escrito y debatido sobre un sinfín de temas sociales, culturales, económicos, jurídicos, políticos y filosóficos, descollando sus teorías sobre las emociones, los derechos de la mujer, las humanidades y el desarrollo de los países menos favorecidos. Es célebre su “enfoque de las capacidades”, un modelo alternativo para medir la prosperidad de una nación según las facilidades con que cuentan sus ciudadanos para desplegar sus facultades creativas. Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2012, su último libro es La nueva intolerancia religiosa. Cómo superar la política del miedo en una época de inseguridad (Paidós), donde la dignidad humana vuelve a estar en el centro del discurso. Respondió por correo electrónico a las preguntas planteadas por Magazine.
¿Qué le permitió desarrollar tan ampliamente sus capacidades?
De niña conté con una óptima nutrición. Gocé de una familia cariñosa que jamás abusó de mí. Conté con una educación de primer nivel, gracias a profesores que estimularon mi amor por aprender y que me ayudaron a escribir a base del ejercicio constante de una crítica exigente. Mi padre no esperó de mí menos de lo que hubiera hecho de un hijo varón, sino que me marcó las máximas metas, inculcándome la idea de que trabajar duro para alcanzar tus objetivos es divertido. También he disfrutado de montones de amigos y de buena salud.
¿Hasta qué punto es cierta la leyenda de que escogió su carrera y sus áreas de especialización como una reacción a sus privilegios familiares?
Tuve la inmensa fortuna de disponer de privilegios, por los que estoy inmensamente agradecida; los que carecen de ellos ven disminuir en gran medida sus opciones de desarrollar plenamente su potencial creativo. De manera que, si fui capaz de advertir que no todo andaba bien en Estados Unidos y que había que denunciar sus injusticias, esto no significa que repudiara todas las cosas maravillosas que mis padres me ofrecieron por medio de su amor y su esfuerzo. Sólo deseé que se hicieran extensibles a todo el mundo.
Ser hija de su tiempo también debió de ayudar en el proceso de concienciación.
Formo parte de una generación que prestó atención a los problemas que la rodeaban, primero con los movimientos pro derechos civiles y luego con las manifestaciones contra la guerra, estando ambos a su vez relacionados con la preocupación por la pobreza y las desigualdades de clase. Asimismo, no me pasó por el alto el hecho de que mi padre fuera capaz de ascender desde su condición de individuo de la clase trabajadora con escasos recursos hasta socio de un destacado bufete de abogados, movilidad ascendente de la que muchos quedaban privados, especialmente los afroamericanos y las mujeres.
¿Cuáles son las lecciones más valiosas que se pueden aprender hoy de la filosofía grecolatina, que en España es estructuralmente ninguneada?
El pensamiento grecolatino reviste un interés filosófico para áreas de lo más diverso. Aristóteles, por ejemplo, ofrece a los especialistas en las sociedades modernas una serie de recursos muy ricos para reflexionar acerca de la vulnerabilidad y la prosperidad humanas, asuntos a los que los poetas trágicos prestaron mucha atención. Gracias a él aprendemos que los bienes humanos son plurales y no individuales, al tiempo que nos dota de argumentos para criticar el actual pensamiento utilitario. Algunos distinguidos textos clásicos plantean desafíos a nuestros modelos actuales de pensamiento y suelen ser mejores y más ricos que los últimos artículos periodísticos, que en su mayoría serán olvidados en menos de un año, por no hablar de en los próximos dos mil años.
¿Diría que la actual degradación de la política concede un nuevo empuje y dimensión a la filosofía? ¿Es más relevante que nunca?
Creo que la política debe continuar siendo nuestra primordial fuente de esperanza para garantizar el futuro de los derechos humanos básicos, por lo que confío en que el debate político mejorará. La política afronta fases en que está degradada y otras en que no lo está, de manera que no hay motivos para concluir que la situación es irreversible. ¡En la antigua Atenas era mucho, mucho peor! La filosofía puede enseñar a los jóvenes a argumentar con respeto, a analizar posiciones y asuntos, a escuchar con atención al otro. La filosofía también es capaz de proponer y defender conceptos normativos para que la política los implemente, este ha sido núcleo de mi trabajo en el campo de las “capacidades”. Pero yo sólo puedo proponer: la implementación debe ser realizada por los ciudadanos a través de sus gobiernos.
¿La actual crisis de fe también juega a favor de la revitalización de la filosofía?
No creo que las religiones estén en crisis. Al menos, en Estados Unidos gozan de una salud de hierro y prestan un apoyo a los afroamericanos, las mujeres, los gais y las lesbianas como jamás antes lo habían hecho. Mi propia religión, el judaísmo reformista, se encuentra más cerca de la idea de “religión racional” que propuso Immanuel Kant que ninguna otra antes y me hace sentir orgullosa de su aceptación del debate filosófico.
¿Cuáles diría que son los mayores obstáculos del presente al desarrollo de buenos ciudadanos?
La avaricia, el miedo y el narcisismo, ¡los mismos de siempre!
Los términos “ético” y “no ético” están hoy en día en boca de todos, pero ¿se manejan con propiedad los conceptos que hay detrás?
Probablemente, no. La mayoría de los conceptos filosóficos no se emplean con corrección en el habla cotidiana. En Estados Unidos se observa una tendencia de larga duración a emplear la palabra “moralidad” únicamente en relación con la conducta sexual, lo que es ciertamente un error.
¿Cómo puede la ética recuperar su sentido original y su crédito en sociedades donde, como ocurre en España, muchos representantes políticos son ejemplos de codicia y corrupción?
Su pregunta se responde a sí misma: usted entiende, como la mayoría de la gente, lo que son la codicia y la corrupción, y por qué deben ser denunciadas y eliminadas. Mientras la crítica a las malas prácticas se mantenga vigorosa, lo mismo harán el significado original y el crédito de la ética, Obviamente, albergar la idea acertada sobre cuáles deben ser los objetivos de una clase política decente no provoca que estos florezcan por arte de magia. Alcanzar ese punto requiere competencia política, y la ética por sí sola no la garantiza.
¿Significa esto que, en determinadas circunstancias, se necesita recurrir a cierta astucia política para lograr que avancen las buenas causas?
Cierto. Acabo de leer una notable biografía de Lyndon B. Johnson que muestra de forma palmaria que algunos de los mayores logros éticos de la política estadounidense, como las leyes pro derechos civiles que inauguraron el reino de la igualdad racial, fueron el resultado de una manipulación política que, en ocasiones, estuvo muy lejos de lo estrictamente ético. En muchos sentidos, Johnson fue un individuo repugnante y falto de ética, lo que no evitó que fuera capaz de sacar adelante avances valiosos y luchar por objetivos admirables con una efectividad inigualable. En consecuencia, no deberíamos ser santurrones e insistir únicamente en que las personas sean puras e inmaculadas a riesgo de no ver nunca materializadas aquellas aspiraciones con las que soñamos.
¿Confía en que la crisis económica global reforzará los argumentos de quienes, como usted, defienden fórmulas más humanitarias de medir el desarrollo de los países? Los argumentos han estado ahí, en toda su validez y su fuerza, durante mucho tiempo. La cuestión es pues si la crisis va a provocar que los políticos les presten más atención. De hecho, el “enfoque de las capacidades” ha estado haciendo progresos escalonados y ganando adeptos desde antes de la crisis. El informe sobre el bienestar que encargó Nicolas Sarkozy en Francia concluyó que las capacidades eran el mejor criterio para su medición. El Banco Mundial también lo emplea de forma creciente. Mucha gente no es consciente, pero esta institución ha sido de las más activas en la insurgencia contra los viejos modelos de desarrollo.
¿Cómo diría que la educación y el fomento de las humanidades han evolucionado en su país desde que en 1997 escribió El cultivo de la humanidad?
Mis oponentes conservadores de aquel entonces eran grandes defensores de las humanidades: simplemente no querían aceptar cambios en la forma en que eran enseñadas. Sobre todo, rechazaban la inclusión de estudios feministas y estudios afroamericanos y, en menor medida, el nuevo interés por los logros de las culturas no occidentales. Hoy el debate se ha desplazado: mis rivales son individuos que no se lo pensarían un segundo a la hora de barrer con todas las humanidades, al estar centrados en los beneficios nacionales a corto plazo. Los encuentro mucho más temibles al apuntar contra valores del todo necesarios para mantener la democracia con energía y con vida.
¿Ha cambiado el panorama para las mujeres en los campus universitarios de Estados Unidos desde su etapa como estudiante en los años setenta?
Lo ha hecho muy lentamente. Ahora hay muchas más mujeres entre el profesorado de todas las disciplinas, lo que significa que las jóvenes cuentan con modelos de referencia y personas a las que acudir en busca de consejo. Los permisos de paternidad y el cuidado de los niños son tratados con mayor sensibilidad en las universidades que en otros ambientes laborales como los despachos de abogados, por citar un ejemplo.
¿Existe un reverso oscuro?
Sólo ahora empezamos a descubrir que ha habido un grave y silenciado problema de agresiones sexuales en campus a lo largo y ancho del país. La salida a la luz de numerosos casos ha revelado que el asunto viene de lejos y que no se denunció para preservar la reputación de los centros. De modo que ahora sabemos que prácticamente el conjunto de los campus estadounidenses encierra el lugar de un crimen. Soy de la opinión de que las fraternidades y el hecho de que se empleen los campus como centros de entrenamiento para los equipos de baloncesto y de fútbol americano devienen incubadoras de violencia sexual. Si combinamos esto con el extendido tema de los abusos sexuales dentro del ejército, donde una vez más los superiores han optado por encubrir en vez de denunciar, encontramos que las mujeres estadounidenses se enfrentan a un generoso número de obstáculos.
¿Qué es lo primero que la mente de un intolerante religioso es incapaz de ver y cómo puede resetearse?
La mayoría de las personas intolerantes alberga un gran número de creencias falsas, por lo que deberían empezar por informarse acerca de la historia de las principales religiones y de la variedad de modos de vida que cada una acoge en su seno. Por descontado, también necesitan ser capaces de ver el mundo a través de los ojos de personas muy diferentes. Esto no significa estar de acuerdo con todos o pensar que tienen razón; sólo considerarlas en tanto que personas completas, poseedoras de los mismos derechos humanos básicos que uno mismo.
Usted, que ha investigado las emociones en profundidad, ¿cuáles diría que son aquellos errores más comunes al intentar descifrarlas y que, por tanto, causan más dolor? Las ideas equivocadas en torno a las emociones no necesariamente nos hacen daño, lo que suelen traer es confusión. La más repetida es que las emociones son sólo sentimientos desprovistos de contenido cognitivo, los cuales se limitan a arrasar con nosotros. De todos modos, creo que esta confusión causa más problemas en el ámbito jurídico que en nuestra vida diaria, donde no nos autoengañamos con tanta facilidad.
Con frecuencia ha participado en debates intelectuales que han sido muy controvertidos y que en ocasiones se han desencadenado a partir de implacables reseñas que ha firmado a propósito de libros de algunos de sus colegas. ¿Le gustan los combates de ideas o suele verse arrastrada al ring?
Lo cierto es que el grueso de mis críticas de libros son positivas, ya que mi objetivo principal es llamar la atención sobre buenos títulos que han pasado inadvertidos. Los de las feministas son de los que más han padecido este desinterés, por lo que me he volcado en ellos con especial fruición. Si los excepcionales casos en que he escrito críticas negativas han levantado controversia, no es porque yo la haya buscado, sino porque a la gente le chifla. El único motivo para reseñar malos trabajos es advertir al lector acerca de su perniciosa influencia, denunciando la falta de fundamento de sus argumentos. En otras palabras, mitigar su impacto en el debate de ideas, asumiendo así la responsabilidad que se le presupone a un intelectual público.
Hoy el nombre de Martha Nussbaum se asocia a las humanidades, a la lucha por las desigualdades, al feminismo, al rigor intelectual... pero también hay una Martha Nussbaum con una vena artística muy desarrollada.
Empecé a interpretar obras de teatro clásico en el instituto y luego en la universidad, y llegué a formar parte de una compañía profesional que representaba tragedias griegas. Cada vez que doy una conferencia echo mano de mis recursos escénicos, incluso llego a interpretar pasajes de obras relacionadas con el tema en liza. También soy una voluntariosa cantante amateur, practico una hora al día. Y, no por casualidad, las arias de ópera y los lieder que más disfruto interpretando están unidos por su fuerte componente dramático.
Aun a riesgo de sonar simplista e ingenuo, ¿por dónde habría que empezar para contribuir a la defensa de la dignidad y de la justicia?
Mirando en el interior de nuestros corazones....
9.8.13
8/09/2013 12:57:00 p. m.
.... El maltrato a una mujer durante todo un año, en 365 fotos ....
Author:
oculta
.... El video de una campaña serbia para la prevención de la violencia de género. La idea es simple pero poderosa: Una mujer maltratada se tomaba una foto por cada día del 2012. Así, en la secuencia de más de un minuto pueden verse los estragos de la violencia que recibe y que cada vez va aumentando más tanto en periodicidad como en intensidad....
14.6.13
FONT: Contes d'arreu del món
6/14/2013 10:00:00 p. m.
....Què passa amb els infants tutelats quan assoleixen la majoria d'edat i han de deixar el centre?....
Author:
oculta
12.6.13
11.6.13
....hay dos maneras de motivarse: una a través de la emoción, la otra fórmula, mediante la razón....
07/10/2011
....Imagínese
que encuentra en la calle a una persona pidiendo, con un cartel que
dice: “Un poco de motivación, por favor”. ¿Qué pensaría? Posiblemente le
parecería absurdo y apresuraría el paso, sin saber qué hacer. Sin
embargo, no estoy seguro de que la petición sea disparatada. Tal vez
porque en las aulas los profesores nos encontramos continuamente con esa
petición: “Por favor, motíveme”. Es difícil saber lo que el mendigo y
mis alumnos están pidiendo. La palabra motivación forma parte de
nuestro léxico cotidiano, que manejamos con soltura e inconsciencia.
Hemos olvidado que es un término muy reciente, y que su significado es
tan confuso que en los años sesenta estuvo a punto de desaparecer de los
libros de psicología. Pero ha triunfado, lo que ya de por sí es muy
relevante, y todos queremos motivar o ser motivados. Se ha extendido la
idea de que no se puede hacer nada si no se posee esa energía mágica.
Cuando alguien nos dice que “no está motivado” sentimos hacia él una
gran compasión, que es la que nuestro peculiar mendigo intenta
aprovechar. En este punto, me asalta una duda. Imagine que un día llama a
un fontanero para que le arregle un grifo. El fontanero le hace una
chapuza mala y cara y usted va a protestar. El fontanero le responde:
“Mire usted, es que ayer no estaba motivado para arreglar grifos”. ¿Le
parece suficiente excusa para su desaguisado? Hace poco leí en un libro
dirigido por Albert Ellis, un prestigioso psicólogo estadounidense, la
siguiente afirmación: “ya es hora de que digamos a nuestros clientes (es
el nombre que se suele utilizar para designar a los que acuden a la
consulta de un psicólogo americano) que se puede realizar una acción
aunque no se tenga ganas de hacerla”. He leído la frase varias veces,
porque no creía lo que estaba viendo. Entonces, ¿qué les han estado
diciendo a los clientes hasta ese momento? Pues una cosa a la vez
evidente y tramposa: que no se puede realizar una acción si no se está
motivado para hacerla. Ahora me explico que se quisiera expulsar esta
noción de la psicología. El asunto me ha intrigado tanto que acabo de
escribir un libro sobre él, que es lo que hago cuando no sé nada sobre
un asunto que me apasiona. Así aprendo. Lo que he descubierto es que hay
dos tipos de motivaciones. Una, sentida emocionalmente. Otra, pensada a
palo seco. Aquella es una energía que lanza a la acción, que resulta
querida, amorosamente deseada. La pensada, en cambio, debería dirigir
la acción, pero no tiene fuerza. Ya saben la poca influencia que ejerce
sobre quien tiene miedo a volar, saber que según las estadísticas el
avión es el medio de transporte más seguro. Parece que nuestro cerebro
tuviera un error de diseño, como si el motor de un automóvil no tuviera
relación con el volante. Racionalmente sé que tengo que adelgazar,
hacer ejercicio, dejar de fumar, pero me molesta. En ese sentido,
todos somos neuróticos según el chiste. “La diferencia entre un
psicótico y un neurótico es que aquel está seguro de que dos y dos son
cinco. El neurótico sabe que dos y dos son cuatro, pero no le gusta”.
Que no nos guste lo que es racionalmente bueno nos ha obligado a hacer
miles de componendas mentales. Volvamos al mendigo del principio. Ha
cambiado su cartel. El nuevo pone: “Un poco de ánimo, por favor”. Quedo
perplejo. ¿Es el mismo cartel u otro diferente?....
22.3.13
21.3.13
19.3.13
3/19/2013 07:46:00 p. m.
Author:
oculta
....definitivamente la informatica no yayuna no es lo mío. he intentado cambiar el template sin perder nada, pero al guardar la anterior me decía q la antigua tenía un error fatal, y ahora con esta no me deja insertar (como les digo a mis yayun@s, pobrecill@s, nada d copy/paste, insertar foto!!!!) ni los códigos ni poner el webstats, ni me deja quitar cosas q sobran. pienso que hora 15 de mi tiempo a la plantilla ya es suficiente. pero mientras buscaba x las lupas he encontraso otro video. lo que me molesta básicamente de este vídeo es quien lo ha financiado, quien lo esponsoriza, pero el contenido y el público a quien va dirigido me ha gustado mucho....
....avui és el dia mundial del TS, així q menys retallades i + feina. be, feina n'hi ha (i de sobres), el problema es q volen q la fem els voluntaris i no els professionals....
SOCIAL WORK IS - DVD - IFSW Europe e.V. from Joana Domingues on Vimeo.
25.1.13
....Una associació demana a la RAE esborrar expressions com "treballar com un negre".
Artistes i escriptors uruguaians recullen firmes a través d'una campanya que es promociona a Youtube....
24.1.13
Para
Para todos la 2 - Debate: Los trabajadores sociales
Para todos la 2 - Debate: Los trabajadores sociales
Para
2.1.13
Mentally reframing a situation can ease negative feelings
We can't always avoid events that upset us, but we may be able to change
how we feel about them. Psychologists have long been interested in
framing, the mental angle we take when we process our experiences, as a
method of moving past unwanted negative feelings. Two recent studies
yield real-world tips for feeling better quickly:
Distance Yourself from Immediate Frustration
If you are cut off in traffic, you are likely to respond by blowing your
horn. Chances are, you will spend the rest of your commute thinking
about the actions of the jerk in front of you. Mentally taking a step
back from the situation and your emotions, however—a process known as
self-distancing—can diffuse your anger and reduce your aggression,
researchers say.
Ohio State University psychology graduate student Dominik Mischkowski
and his colleagues set out to annoy a group of student volunteers by
leading them to believe they were waiting for a study to start. The
researchers avoided answering questions and were generally curt. After
confirming that the volunteers were indeed upset, Mischkowski asked them
to reimagine the experience: half the group by reliving it through
their own eyes and the other half by mentally moving away from the
situation and watching it at a distance, as if it had happened to
someone else. The self-distancing students had less anger and were less
likely to respond aggressively to others in a subsequent task, according
to results published in the September 2012 Journal of Experimental Social Psychology. This technique is useful, Mischkowski says, because prolonged anger can lead to stress, relationship difficulties and high blood pressure.
So the next time a car zips in front of you in traffic, don't focus on
your anger from the driver's seat. Instead imagine yourself in a traffic
helicopter, observing the entire scene. Take in the bigger picture,
keep your emotions at arm's length and let the anger dissipate. —Carrie Arnold
Avoid Abstract Thinking about Bad Memories
It's hard not to dwell on a bad experience, but the way you think about
it could mean the difference between healthy and unhealthy coping. A
study in the September 2012 Journal of Behavior Therapy and Experimental Psychiatry
focused on people who had recently experienced a highly distressing
event—such as a crime, the death of a loved one or a relationship
breakup. Subjects in one group wrote about their experiences in a
concrete, objective way, by concentrating on questions such as “How do I
feel right now? How did I feel at the time of the event and what did I
see, hear and think? How might I deal with a similar situation in the
future?” The other group wrote in a more abstract, evaluative way,
prompted by questions such as “Why did the event happen? Why do I feel
this way about it? Why didn't I handle it differently?” After the
writing exercise, the concrete-thinking group reported fewer intrusive
memories of the event than the abstract-thinking group.
Researchers think the concrete focus helps to facilitate emotional
processing and problem solving, whereas an abstract perspective hinders
these undertakings. “The processing can take place either ‘in your head’
or when writing about it,” says study author Thomas Ehring, now at the
University of Münster in Germany. Past studies indicate that putting
words on paper might be better than just thinking [see “The Power of the
Pen,” by Katja Gaschler; Scientific American Mind, August/September
2007]. Just be sure to focus on the facts and keep your ideas concrete.
By
Carrie Arnold
and
Tori Rodriguez
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